sábado, 11 de agosto de 2012

Las otras imágenes de Bolívar

Imagen tomada del blog: http://serdesobedientes.blogspot.com.ar/

Con la reciente presentación del “verdadero” rostro de Simón Bolívar se enlazan varios temas cuyo debate debería escapar de la banalidad política del momento en Venezuela. No es sólo a Bolívar a quien se quiere revivir, también se busca resucitar un cientificismo basado en el uso de la tecnología para conseguir la verdad, y vemos resurgir el mestizaje y por tanto un tipo de racialización de la sociedad como base de la supuesta identidad de la nación.
En el discurso del equipo encargado de esta labor de reconstrucción, se desliza cada tanto una justificación sobre la presunción de veracidad del trabajo realizado, cuando remiten a la objetividad científica con la que se logró la imagen de Bolívar. Aunque fue compuesta y reconstruida por humanos, se pone el énfasis en la intermediación de la tecnología para su prosecución. Es claro que el trabajo con los restos óseos marca el resultado, sin embargo, los detalles que graban la subjetividad expresiva de un rostro (cantidad, color y forma del cabello, vello facial y bigote, color de los ojos, arrugas, cicatrices, e incluso el volumen de la nariz)  son mediados por la manipulación del “artista reconstructor”, y por las posibilidades de los software utilizados, en esos momentos se toman decisiones sobre el producto final que se muestra. Algo similar ocurre con la edad, la salud o enfermedad con que se quiera presentar al personaje; así mismo con la vestimenta con que se muestra, sea con la casaca de guerrero, con una sábana, o una apretada franelilla. Al manipular cada elemento el resultado sería distinto.
Esta nueva tecnología es otro mecanismo para crear imágenes, pero no puede tomarse como válido por sí mismo, ni más cercano a la realidad o a la verdad, sobre todo cuando se acompaña de un discurso, nada nuevo, que pone el énfasis en los rasgos “raciales” del personaje. La racialización de la definición identitaria no es más que una construcción que intenta apropiarse y hegemonizar las características de lo nacional. En este caso forzando el mestizaje como cualidad fúndante de la nacionalidad, que siempre se basa en la identidad por la “raza”, que siempre presupone una cierta “pureza” y grados de mezcla. Toda sociedad tiene discursos cambiantes que racializan su conformación, es decir, concibe, percibe, imagina y actúa en relación a ciertas concepciones sobre quiénes son blancos, negros, mulatos, mestizos, criollos, indios, morenos o catires. Lo que no se puede aceptar es que se le dé a esas caracterizaciones una base biológica o genética y se le quiera endilgar encima valores y hasta moralidad, en lugar de hacer una aproximación histórica, cultural, social y económica.
Existen extraordinarios trabajos sobre Bolívar, como los de Acosta Saignes, Carrera Damas, Alfredo Boulton, Mariano Díaz o Yolanda Salas. Sin embargo, esto me recuerda otras imágenes desconocidas, poco legitimadas, invisibilizadas. La del pintor uruguayo Bourse Herrera, una de Pedro Centeno Vallenilla y otra de Alejandro Colina. Si buscamos un poco en la web encontraremos hasta un Bolívar Queer como el que abre esta entrada.
El trabajo de grandes dimensiones del uruguayo, encargado en 1954 para la celebración de la Semana de la Patria, es un Bolívar  canoso, de mirada altiva, con un medallón de W. Washington al pecho, aunque repite la iconografía de los retratos anteriores. El de Centeno titulado “Bolívar agricultor”, con gestos y posturas resueltamente homoeróticas pertenece a la colección del Estado y debería encontrarse en la residencia oficial de La Casona. La maqueta de Alejandro Colina del Libertador desnudo sobre un caballo, rindiendo la espada ante la ciudad y sus habitantes, planeada para la loma del Ávila nunca se desarrolló.
Podemos jugar a intercambiar rostros, vestimentas, posturas, dimensiones, como cualidades diversas de un prócer devenido en figurín.


Esta imagen se encuentra en el Archivo Histórico del Palacio de Miraflores

Imagen tomada del libro de Rafael Delgado sobre la obra de Pedro Centeno Vallenilla

Fotografía de Alexis Pérez Luna, tomada de su blog: http://www.alexisperezluna.com/

1 comentario:

Emilú Soares dijo...

Mira que llevaba tiempo sin leer tu blog y me hacía falta. Ahora, alegre de encontrarme con estos comentarios, que comparto.