viernes, 30 de abril de 2010

Vecinos II


La calle tiene muchos árboles, aunque por efecto del otoño van quedando pelados de hojas y queda expuesta la enramada. De noche está muy iluminada, para cuidar que nadie entre o que no se escapen, según se vea.

Ya lo hace seguido, cada madrugada entre tres y cuatro. Parece que ensaya porque comienza de a poco y de repente es como si abriera las fauces todas y sale ese sonido ronco y prolongado como de piedra, y seguro agita la cabeza. Con los gatos del jardín aprendí a adivinar sus estados de ánimo por el movimiento de la cola, con él debe ser igual. Aun no lo visito, pero tenemos seis meses conviviendo.

El león volvió a rugir anoche. Durante el sueño no da miedo pero encanta.