La Tongolele y las
fuerzas invasoras de las pasiones bajas
Para Alejandro Calzadilla
En junio de 1953 la jerarquía de la Iglesia católica
venezolana libra varias batallas contra las fuerzas del mal, la primera y más
importante contra el comunismo; la segunda y más difícil, tratar de controlar
el mal en el cuerpo de las mujeres porque pueden despertar “pasión bestial”,
atentar contra el sentido del pudor, y si además se mezcla con la “cultura de
mambos” puede ser un ejemplo de la “incultura en carne humana”. Dos formas de
presentación tenía esta última tentación del mal: los concursos del Miss
Venezuela, y las funciones que hacia La
Tongolele en cines, cabarets y teatros del país. Las plumas de Germán
Borregales y de Monseñor Pellín estaban prestas desde el diario La Religión para estas luchas.
Es que Yolanda Montez Farrington alias La Tongolele, bailarina exótica, estaba
de jira y era perseguida por Grupos de Acción Católica y Juntas de Censura para
que se prohibieran sus presentaciones en Caracas, Valencia, Maracay,
Barquisimeto, Coro o Maracaibo. Por presión pública hacia las esposas de
gobernadores, alcaldes y de otros representantes del poder, estas especies de guerrillas
católicas lograban por medio del chantaje la prohibición de los espectáculos. Publicaban
los nombres de los dueños de los cines, de los gobernadores, o llamaban a
boicot económico contra esas empresas. Así sucedió en Coro y en Valencia ese
año, y por este mecanismo nos enteramos que Ladislao Tarnói (autor pago de una
apología del dictador titulada El Nuevo
Ideal Nacional de Venezuela. Vida y Obra de Marcos Pérez Jiménez) fungía de gerente del Hotel Jardín de
Maracay, donde se hizo una presentación de la bailarina. Motivo por el cual fue
declarado persona no grata.
Lo particular de los bailes de La Tongolele venía de la mezcla de los movimientos de cadera de los
bailes tahitianos con los ritmos afrocaribeños, aderezado a su vez por el
exotismo con que el cine mexicano presentaba la cultura caribeña. Acompañada en
las congas por Joaquín González y Virgilio Martí, exhibía unos movimientos que eran
interpretados como “las fuerzas invasoras de las pasiones bajas” por los
pacatos buenos católicos. Cuando lograban la prohibición de las funciones en
los principales teatros, se alegraban estos nuevos cruzados contra el mambo, de
que sólo en los arrabales y barrios se pudieran ver estas indecencias, quedando
a resguardo las personas decentes y las señoritas de bien. Aunque también
denunciaban que los jefes de familia no dejaban asistir a sus familias pero
ellos no se perdían las funciones, en busca de las poses y figuras inmorales
que excitaban su pasión bestial.
Acá les dejo
a La Tongolele junto a Tin Tan
en la película El Rey del Barrio de 1949, canta el Benny Moré.