jueves, 17 de diciembre de 2009

TERRAL (Fragmento II)


Terral
IV

06-06-2000

Aún no hay olor a mar.

Las playas son puro pantano, no habrá pesca en algún tiempo dice M. antiguo vendedor de pescado en Caribe, con casi sesenta años, de los setenta y dos que tiene, viviendo en la Guaira.

A seis meses del desastre no hay otro tema de conversación. Al encontrarse en los carritos, todos necesitamos contar y saber de lo ocurrido. Estar todo el día entre ruinas hace muy difícil mantenerse en pie, la autoestima por el suelo. La psique anclada en el 15 de diciembre.

El desastre, deslastrarse de ‘tragedia’, ha puesto a la mayoría en la sobrevivencia no en la reconstrucción.

A. me dice que perdió más de veinte años de labor docente, inculcando el respeto, la moral y la rectitud. Le respondo que todos somos culpables.

La legitimación de la violencia y el resentimiento: personas que fueron grabadas saqueando en Los Corales van en planchas como concejales, otros como diputados, con el apoyo económico de organismos del Estado.

En una inversión semántica, con mucho de burla y sentido de lo grotesco se le llamó “El Sambil” al territorio arrasado de Los Corales. Se podía ir de “compras” a cualquier casa de la zona y llevarse lo que quedara en pie, o excavar hoyos para llegar a las casas y en un trabajo de topos o ratas extraer cada pedazo reutilizable. En caso de no tener más que saquear si la casa quedaba en buen estado la quemaban. Esto hicieron con mi casa.

Incomprensible egoísmo humano. En una reunión de vecinos de Los Corales, realizada semanas después en Caracas, una señora interviene: no vivió la angustia de estar esos días abajo, su angustia es otra, sabe de los saqueos, seguramente queda poco ya de su apartamento. Una imagen me queda de su exposición, la preocupación porque las neveras de nuestras casas estén llenas de gusanos o inmundicias y no le preocupan los cuerpos esparcidos y mal enterrados.