martes, 22 de marzo de 2011

Nueva Cádiz


El poster es de 1955, el personaje de pipa y sonriente es José María Cruxent, la locación es la isla de Cubagua donde recién acaban de descubrirse las ruinas de su antigua fundación, lo que expone frente al fotógrafo a manos llenas son perlas encontradas en las excavaciones (de allí la amplia sonrisa). Hasta acá es un episodio destacado en los anales de la incipiente arqueología venezolana, aunque quizá la imagen no es muy conocida. El texto que acompaña las imágenes en la parte inferior está en inglés al igual que el título que reseña el “acontecimiento mundial”, y justo en la esquina superior izquierda un sello húmedo en tinta roja: Información producida y distribuida por Organización Hamilton Wright de Venezuela. Por el pie de foto nos enteramos que las fotografías fueron tomadas por el propio Hamilton Wright. Por el documento también nos enteramos que el profesor Cruxent era para el momento director del Museo de Ciencias Naturales de Caracas, y que el afiche fue impreso en New York. Este documento se encuentra en el Archivo Histórico del Palacio de Miraflores.
Mis amigos arqueólogos Lino Meneses y Gladys Gordones publicaron recién un libro titulado De la arqueología en Venezuela y de las colecciones arqueológicas venezolanas, en él proponen que la arqueología dominante en el país a partir de los años treinta del siglo XX se realiza bajo el paradigma arqueológico norteamericano, al que bautizan como “arqueología del buen vecino” en clara alusión a la política norteamericana hacia Latinoamérica desarrollada por Franklin D. Roosevelt. Para el momento de la publicación del afiche en USA el país se encuentra bajo la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y sobre este periodo Lino  y Gladys opinan que hubo un apoyo favorable a la antropología y arqueología, en tanto los “descubrimientos” engranaban con las nociones ideológicas de exaltación de unidad nacional en que se basaba el discurso oficial  del Nuevo Ideal Nacional. 
Este afiche es parte de una serie que incluyó trabajos sobre: la explotación del hierro en el Cerro Bolívar, la celebración de la Semana de la Patria, el Retablo de Maravillas, la autopista Caracas-la Guaira, el Centro Simón Bolívar, entre otros. Su destino era el público norteamericano.
La Hamilton Wright Asociation comenzó a realizar labores de publicidad y relaciones públicas en Venezuela desde 1951 y durante toda la etapa militar se ocupó de la promoción del gobierno dictatorial y del lobby ante los poderes norteamericanos (gobierno, congreso, industrias, prensa). Le rendían cuentas directas a Pérez Jiménez y se encargaron de la realización de películas, noticieros, cobertura fotográfica y realización de agendas de promoción del gobierno en el extranjero, con expreso énfasis en Norteamérica. Sus labores en Latinoamérica las conseguimos desde la década de los cuarenta en Puerto Rico y Colombia, y realizaron trabajos en Egipto, Canadá, Líbano, México, Taiwán, etc. Por cierto su oficina central la tenían en el Rockefeller Center en New York.
To be continued….

6 comentarios:

Silvia Gómez Rangel dijo...

Excelente post!!!

David Ocanto dijo...

Gracias Silvia, continuará...

Arthur dijo...

Apostaría que las perlas pasaron a formar parte de la colección patrimonial del museo o ¿no?

Anónimo dijo...

Margarita es una lágrima...

Lino Meneses dijo...

Que bien, lo que escribe David corrobora lo de la arqueología del buen vecino, que hemos venido escribiendo sobre el tema desde el año 91 cuando escribimos nuestra tesis de grado: Arqueología y Realidad

Gabriela Alvarado dijo...

Qué bueno que se ponga en el tapete este tema, sobre todo cuando aún Cubagua resiente las consecuencias de este y otros tipos de arqueología. Allí se construyeron aeropuertos, edificios, carreteras y muelles sólo con el propósito de sacar y saquear todo lo de valor que tiene el sitio, ese patrimonio está repartido por Venezuela y el Mundo, en manos privadas lo más valioso por supuesto, y a la gente de Cubagua no le quedó si no ruinas, estructuras abandonas y sitios para seguir saqueando que se han convertido en una mortaja paternalista que ahora velan, como caimán en boca de caño, las mafias del turismo de aventura y de todos los tipos de tráfico. Llegamos, lo vimos y nos vencieron.